GASTRONOMÍA. Kokoro Sushi Lounge es el primer restaurante japonés de Santa Eulalia. Abrió hace unos meses junto al puerto deportivo y al frente se encuentran un barcelonés y una ibicenca. Trajeron a un experto sushiman asentado recientemente en España y lo ambientaron con nobles maderas (como las de la barra) y muebles reciclados de mercadillos ibicencos. El resultado es un amplísimo y diáfano local con una exquisita carta de especialidades e interesantes recursos de ambientación. Ofrece variedad de sushi y otras lindezas niponas, sake y buenos vinos para maridar. Y eso que llaman «kokoro»: corazón, en japonés.
«Hay cientos de platos que pueden provocar sensaciones fascinantes si usas el ingrediente principal. El kokoro: el corazón, la pasión y el cariño». Antes de leer esta frase en un libro y no saber lo que era el kokoro, Víctor, de 35 años (residente desde hace 12 años en Ibiza), no paró. «Buscaba kokoro por todas partes, preguntaba en las ferias, los mercados: `¿Tenéis kokoro?», recuerda. Había leído la palabra en alguna receta japonesa, y lo asoció a un ingrediente. Finalmente, dio con su significado -la frase que abre este párrafo-, que hoy cuelga reproducida en una pizarra en el local, para que quede constancia. El kokoro, esencialmente, era el corazón. Después de varios años trabajando como comerciante en famosos mercadillos locales, como el de Las Dalias, conoció a Carmen, ibicenca de 30. Hicieron de tripas corazón y abrieron juntos este local, un antiguo bar de copas. Contaron con Hide, más experto en cocina japonesa que en el dominio del castellano. «Empezamos repartiendo flyers. Gracias también al boca a boca, recibimos gente de toda Ibiza», dicen los jóvenes propietarios. Aunque, mayormente, son visitantes de esta parte turística de la isla. Un cartel recibe al entrar: «Bienvenidos a Kokoro Sushi Restaurant». Otro dentro vuelve a destilar dulzón sentimiento en este espacio un tanto aséptico a primera vista, con la imagen de un corazón: «We love Kokoro».
Muebles reciclados y vajilla japonesa
Situado a pie de calle bajo un edificio de apartamentos y vecino al paseo del puerto, este restaurante japonés de unos 100 metros cuadrados es frecuentado esencialmente por gente joven a última hora de la tarde. Dentro, en torno a una gran barra triangular se distribuyen los muebles, creando diferentes ambientes, con detalles como jarrones con flores exóticas. La madera de las mesas y taburetes convive con el plástico de algunas sillas y los metales. Todo ello envuelto en un ambiente inmaculado e intencionadamente zen, al que contribuyen los lazos de los que cuelgan bombillas desnudas, como las que caen sobre la barra de mármol central desde unas estructuras superiores. Los accesorios son mayormente reciclados, como la lámpara de tres patas que adorna un esquinazo o el gran pez de metal coloreado y retroiluminado colgado en el frontal, que preside el local. También hay muebles hechos a mano, como el robusto de madera situado a un lado de la barra, que acoge vajilla japonesa y artesanal española o las estanterías altas con vinos blancos y tintos (albariños, verdejos y riojas) de imaginativos etiquetados. Además, composiciones artísticas, como la de bombillas que cuelgan sobre un fondo de pececillos en la pared de ladrillo blanco, a modo de burbujas que recuerdan un fondo marino. «Nos gusta cuidar la imagen, para nosotros es importante», cuentan los dueños ante una bandeja de delicada cerámica con sushi y salsa de soja.
La luz natural entra durante el día a través de amplios ventanales de cristal, evitando la sensación de sentirse ante un frío decorado. También lo logra la cálida iluminación ambiental de la noche. Fuera, dos zonas de terraza: una con barra de bar y cócteles (mojitos, daiquiris…), y la otra con sendos sofás de coloridos dibujos que podrían recordar los del artista norteamericano Keith Haring. El joven diseñador alicantino Mauricio Gosálvez, establecido en Ibiza, es el encargado del diseño del local, para el que además se valieron de tiendas de decoración japonesa en Barcelona y otras de artesanía en la isla. También echó una mano en la albañilería, con el suelo de lava volcánica, reformado por completo. El resto se basó en la idea de «reciclar para mejorar».
A la rica sopa de miso
En la carta, clásicos entrantes como Sopa de miso, Ensalada de algas, wakame y gambas o Tartar de atún. También, otras variedades asiáticas: desde Hosomaki o rollos con alga nori de un solo ingrediente (de atún, salmón, pepino, aguacate o espárrago) a Futomaki o rollitos rellenos (Primavera, Terikayi, Triguero o Vegetal). Además, Nigiris o montantes de arroz con pescado o marisco encima y Sashimi o pescado crudo sin arroz (salmón, atún, pescado blanco).
El reto antes de abrir fue decidirse por la apuesta gastronómica del local. Situado en el puerto, cerca de la playa y el paseo marítimo, con cientos de establecimientos de variadas ofertas gastronómicas alrededor, entre ellas, no había ninguna auténtica japonesa: «Había que echarle imaginación, apostar por un espacio distinto y que pudiera abrir todo el año», continúan Víctor y Carmen, optimistas ante su nueva aventura. Amigos de restaurantes cercanos habitualmente se dejan caer por allí. «La idea es crecer, por ahora sólo tenemos servicio take away [para llevar], la idea más adelante es repartir a domicilio. Habrá que esperar. Por ahora, lo que sí nos sobra es mucho kokoro«.
Kokoro (Sushi Lounge). San Juan, 38 (junto al paseo frente al puerto). Santa Eulalia. (+34) 971 332 089 y en Facebook. De 19 a 1h. Platos desde 4,50 euros.