GASTRONOMÍA. La enoteca Eivins ha cumplido su quinta temporada con una su fabulosa tienda en San Antonio. En unos 70 metros cuadrados, reúne referencias de vinos nacionales y de importación, cavas, champán, destilados y licores de hierbas exclusivos. Además, suculentos embutidos, quesos y conservas. Liliana Amara y Alexandre Rein son sus artífices, asentados en la isla desde hace unos seis años. En su vinoteca, que cuidan con mimo y cuyo escaparate cambian cada poco, celebran eventos y algún curso de cata. Su objetivo son amantes, pero también aficionados al vino. Sus vinos están pensados para los mejores sibaritas y gourmets.
Hace tiempo que Alexandre Rein (Lieja, Bélgica, 1972) y Liliana Amara (Barcelona, 1974), pareja en la vida real y empresarial, llevaban dándole una vuelta a la idea de asentarse en Ibiza. Habían creado su propia empresa de exportación vinícola y viajado a Asia, un mercado que conocen y en el que se defienden. Tras su aventura, vivida con éxito y mucho trabajo durante unos años, decidieron asentarse de nuevo en España, donde sondearían un lugar para establecer su nuevo negocio.
Así llegó Eivins, su primera enoteca, surgida una vez que se asentaron en la isla. Había que decidir en qué municipio, y vieron que precisamente en un San Antonio había demanda de buenos vinos y escasez de establecimientos que ofrecieran producto de calidad de forma personalizada. Así fue que buscaron hasta encontrar su establecimiento en una calle comercial de barrio, algo más allá de la bahía, hacia la zona del Café del Mar. Hoy cuentan con más de 350 referencias de diversas bodegas españolas, francesas, italianas, alemanas… Mayormente son vinos con denominación, pero también disponen los que llevan la etiqueta de Vinos de la Tierra, como los de Ibiza y Formentera.
Producto exclusivo para sibaritas
Entre ellos, perfectamente alineados en estanterías, se encuentran algunos de sus preferidos. Durante la etapa invernal, se dedican a formarse, realizando mayormente viajes de cata, y buscar nuevos clientes. Durante la temporada, su actividad es frenética y un no parar diario, abasteciendo a una decena de restaurantes en Ibiza. Empezaron con su vinoteca y la web (www.eivins.com), también hicieron servicio de catering y hoy, mayormente, su negocio externo se centra en el abastecimiento a locales, así como la creación y el asesoramiento en las cartas de vinos. Una selecta labor que solo serían capaces de llevar a cabo esta pareja de emprendedores con buen estilo y excelente olfato no solo para el vino, también para los negocios en un mercado competitivo como el ibicenco.
“No había otra propuesta parecida en la zona donde nos asentamos”, recuerda Liliana con uno de sus favoritos en el brazo, que coge con sumo cuidado, como se coge a un recién nacido. «Por eso elegimos esta zona comercial, donde la mayor competencia nos la puede hacer algún supermercado, pero concepto de venta y la nuestra es muy diferente. Es otro estilo», continúa. El conocimiento de la pareja Eivins pasa por sus perfectas nociones sobre la plantación y recogida de la uva que han trabajado en diversos cursos y con visitas a bodegas durante estos años; la elaboración, el embotellado y la distribución. A todo ello, le añaden el trato personalizado. Saber lo que busca el cliente y proporcionárselo. A ser posible, en menos de 24 horas. Ésta es la clave», asegura Liliana orgullosa y vestida de forma entre informal y elegante en su tienda. A su coqueto local han ido incorporando nuevos productos, como embutidos, quesos, conservas… de los que no disponían inicialmente. También algún aceite, destilados y hasta hierbas ibicencas procedentes de las bodegas cercanas de Can Rich, con amplia variedad de vinos y una amplia extensión de cultivo.
Además, la pareja Eivins trabaja con alguna bodega de Formentera, como Cap de Babaria, que elabora el Ophiusa (un coupage de uvas cabernet sauvignon, merlot, monastrell y fogoneu) y «el más destacado de la bodega», según detallan en su web. Es también uno de los más exclusivos de la tienda. Aparte, destaca un rosado Saint Sidoine (hecho con garnacha, cinsaut, cariñena y syrah), de Côtes de Provence, una selecta denominación del sudeste de Francia.
Una web con vinos, destilados y burbujas
En su completa página web tienen pestañas dedicadas a los vinos Blancos (de España, Francia y Alemania), con referencias de bodegas de La Rioja, Navarra, Rueda… Entre ellas, las de Gorka Izagirre, Bohórquez, Viña Zorzal, Terrible o Ardid Vins (esta última, con algún vino ecológico como Eólic). También, etiqueta de vinos Rosados, mayormente de denominación francesa Côtes de Provence, con bodegas con las que también colaboran, como las de Saint Sidoine y Château de Selle. Y la sección de Tintos (de España, Francia, Italia y Argentina), en la que destacan bodegas españolas como las de Tomás Cusine, Dominio de Eguren, Diosares, Hijos de Juan Gil o Viñedos Singulares.
En su página en Internet también se distribuyen los apartados de Burbujas (cava, champán y prosecco, entre los que destacan los de las bodegas Cavas Berdié, André Clouet o la joven Decibel) y la sabrosa pestaña de Gourmet, con todo tipo de producto para acompañar: desde queso Roncal o Idiazábal a jamón ibérico, salmón ahumado, navajas, mejillones y hasta chocolates de Oriol Balaguer. Como no podía ser de otra forma, hay una dedicada a Destilados y Licores (Jerez, vodka, gin y whisky). También otra para el producto más preciado, el de Perlas, con vinos del mundo: desde los de Ibiza a los de Castilla y León, Priorat, Rioja, Ribera del Duero, Cataluña, Penedés, Cava, Jerez, Champagne, Borgoña o Burdeos. Por último, secciones imprescindibles como las de Magnums (botellas de tamaño premium) y una sección general de Internacional.
En la tienda, todos ellos se muestran perfectamente etiquetados por Liliana y Eivins, con un cartoncillo y una cuerda amarrada a la zona alta, la de la boquilla, y con deliciosas e imaginativas etiquetas que vienen de bodega, y que harían las delicias de cualquier ilustrador. Para tomar in situ o regalar, Eivins es siempre una buena alternativa.
En el centro de la tienda se sitúa una robusta mesa donde reciben a los clientes y presentan las catas. A los lados, los estantes. Al fondo, han habilitado una despensa. Hay un mueble gourmet con quesos nacionales, conservas (almejas, sardinillas, navajas…) o chocolates de Oriol Balaguer, y envases de refrescos que harían las delicias de cualquier coleccionista vintage. Los embutidos se sitúan en una cesta en el escaparate (ganaron el Premio al Mejor Escaparate de 2014 en un concurso organizado por la Cámara de Comercio). No podían faltar los vinos ecológicos, que empiezan a tener tirón entre el público y clientes más alternativos.
Más expertos con los años
“Alexandre tiene más nariz para los vinos franceses y yo para los italianos y españoles, aunque decidimos los dos cuál elegir”, cuenta Liliana. La acidez, el color o la graduación del vino son cualidades que ambos han ido diferenciando con los años. También han ido aprendiendo otras cosas, como que los italianos denominan a sus vinos más por la uva que los franceses, que lo hacen por la bodega o la denominación territorial. Liliana es la mente pensadora, encargada del marketing, los escaparates o la contabilidad. Álex está más centrado en la relación con los restaurantes para la distribución o los eventos en villas, para los que preparan maridajes de vinos. “Luego, decidimos siempre juntos los vinos que vamos a traer”, aseguran. «Una de nuestras bazas es la de poder conseguir un vino en cualquier parte del mundo en unas 24 o 48 horas. Esto también nos mantienen en el top”. Todo empezó hace 10 años, a través de un amigo experto, Ignacio Cano. Él les despertó la curiosidad por todo lo referente a este preciado producto, cuyas exportaciones españolas lideran los rankings mundiales. Mayormente, los de mayor calidad. Organizaba catas, cenas en casa… Desde entonces, se dedican a la profesión vinícola como una nueva alternativa y “por amor”. Son autodidactas. “Tenemos la titulación de la pasión”.
Liliana y Álex eligieron Ibiza para vivir tras sus viajes a Hong Kong, donde distribuían y disponían de un apoyo comercial. Con sus más y sus menos, en la isla han encontrado su sitio. Y aseguran: “Nuestro sueño es seguir soñando que vivimos en la isla”.
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