GASTRONOMÍA. Vincent (en la imagen) es un londinense afincado en Ibiza de unos 40 años y amante de la comida ecológica. Come Ibiza lo encontró en Geco. Gastronomía Ecológica y Vegetariana, un café-bar de productos biológicos de Santa Eulalia que abrió hace unos meses en el paseo marítimo, con una idílica terraza frente al mar. Es un pequeño local con encanto casero que ha apostado por esta opción dentro de la escasamente diversificada gastronomía ibicenca.

Vicent despertó a Come Ibiza la curiosidad sobre esta tendencia. Habló de Greenheart, una asociación «verde» que cuenta con recursos propios de cultivo natural en una casa de campo, seguidores que limpian playas y un logotipo con la imagen de un corazón, que lleva en forma de pegatina insertada en su laptop. Cada día, el inglés se deja caer puntualmente por esta terraza a la hora del lunch, con su moderno reloj y un pulcro atuendo de aire hippy. Tras un sorbo a la taza de té, suelta un «That´s great!» (¡Genial!), al preguntarle por esta opción culinaria en su zona de residencia.

Productos ecológicos y pan de espelta

Marian Oshoro es la dueña de este local de productos de cultivo ecológico. «Venimos a cumplir una demanda», asegura al otro lado del teléfono. Es una donostiarra de 48 años recién asentada en esta apacible zona residencial. Vasca y amante del «buen comer», confiesa, asegura haber apostado por introducir algo nuevo con la apertura de su local, el pasado mes de mayo. Cuenta que en la isla hay «carencia» de establecimientos de este tipo, por eso lo ofrece como un lugar de «comida de creación propia, usando principalmente productos integrales, sin refinar y cultivados en Ibiza». En cuatro meses, españoles y extranjeros han visitado este restaurante de aire campestre, con manteles de flores dibujadas y otras en jarrones, entre grandes palmeras y en primera línea de playa. A la entrada, una florida carretilla de madera recibe junto a una pizarra que anuncia el menú. Otros muchos reclamos gastronómicos en forma de cartel abarrotan este kilométrico paseo, que va del puerto deportivo a la desembocadura del único río de Ibiza: el de Santa Eulalia.

«A ingleses, holandeses y alemanes les resultan más familiares los productos biológicos», asegura Marian, en cuyo establecimiento la estrella es el llamado «pan Geco», que todos piden. Casero, y elaborado con harina de espelta (un cereal de propiedades naturales) y semillas de lino de cultivo ecológico. «Aunque a todos nos gusta que comer sea un placer, pero también algo sano», continúa. La carta ofrece desde tostadas con guacamole y humus a ensaladas como la de cabra (con queso de cabra, lechuga, manzana y nueces), sándwiches como el famoso de queso de cabra de Ibiza (con verduras asadas) o el de atún bio con cebolla, tomate y lechuga. Ofrece sopas frías y gazpachos con remolacha o quiche estofado con curry y verduras. A falta de tiendas de abastecimiento en la zona, se compran los productos biológicos a mayoristas. La carta incluye variedad de bebidas, capaces de generar un tsunami líquido: cafés y tés de olores, sabores y colores. Infusiones de menta, manzanilla, regaliz o de gengibre con limón. Cavas, sangrías y cervezas «orgánicas». Vinos de denominación, mostos, zumos embotellados o recién exprimidos, y 16 tipos de licores.

«La clave está en preparar una carta rica y variada, en ofrecer algo sabroso y abundante. No queremos dar la sensación de estar sólo orientados a vegetarianos en Ibiza. La idea es estar abierto a todos. Se trata de venir y disfrutar», explica la responsable en relación a  los «prejuicios» que existen al considerar la comida ecológica como escasamente nutritiva, incluso insípida.

La isla blanca, en versión verde

Geco es de los pocos locales de estas características que pueden encontrarse en Ibiza, pero no la única iniciativa ecológica. Casita Verde, en San José, es un centro creado en 1996 por la asociación Ibiza Ecológica. Entre sus actividades, ofrece muestras gastronómicas abiertas al público. Por ejemplo, una sobre cómo elaborar brownings y sirope de algarroba de la huerta (próximo 5 de septiembre), en estos tiempos de globalización. Se trata de una casa de estructura arcillosa situada en mitad del campo, con una huerta y actividades en torno a la ecología. Entre ellas, la limpieza de playas a manos del grupo Ibiza Limpia, que suelen llevarse a cabo un día por semana en alguna playa ibicenca. A la solicitud, vía correo electrónico, de mas información contesta un tal «Mike». Dice pertenecer a Travelling Greenheart y ofrece detalles sobre próximas limpiezas de playas, y colaboración en las muestras gastronómicas: «Buscamos gente que pueda ayudar con la preparación del evento, cortar verduras, preparar las zonas, platos, zumos, etc.», relata en relación al acto «benéfico» Juicy Thursday (algo así como Jueves Zumoso [de zumo]», que celebran los jueves.

En 1998, Greenheart Ibiza adoptó de su filial en Europa el logotipo del corazón verde rodeado de una línea amarilla, cuya adaptación en formato de pegatina para el coche pasó a competir durante un tiempo con los logos de las grandes discotecas, también insertados en los vehículos. Se trata de «un símbolo de amor y respeto por nuestro planeta Tierra y sus habitantes», reza la web de la organización. Cuenta con cientos colaboradores, según atestiguan imágenes de las limpiezas de playas de su página. No obstante, sigue siendo un movimiento minoritario, que muchos turistas desconocen.

Tendencia ecológica en Ibiza

La inquietud o tendencia ecológica se deja notar progresivamente en las cartas de algunos restaurantes como el de Amante Beach Club Ibiza, en Cala Llonga, también en Santa Eulalia, que incluye platos como Risotto de verduras ecológicas al parmesano en su rica carta de platos mediterráneos. También en bodegas como la de Can Rich, la más emblemática, situada en Buscastell, San Antonio. En su elaboración de vinos, de uva monastrell (esencialmente), malvasía, chardonnay, tempranillo, merlot y syrah, además de en los licores de hierbas y aceites aseguran seguir métodos de «agricultura ecológica». Tanto en los procedimientos de cultivo como en los de recogida, realizada manualmente y transportada de forma rápida para evitar «oxidaciones». Poco a poco, el tiempo juzgará este este fenómeno. Entretanto, Vincent no deja de almorzar todos los días en su terraza favorita.